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martes, 22 de mayo de 2018

Reseña: Beduino: Quemadura (2018)



Llega el otoño al hemisferio sur y Beduino, agrupación rancagüina que nace en 2012, saca a relucir en su sitio de Bandcamp su primer material de larga duración, grabado en el año 2016 en Equinox Media. Este trío de amigos tuvo que pasar por una metamorfosis para llegar a su formación actual, conformada por Diego Bueno, Julio Soto y Sebastián Garrido; una alianza con -a mi parecer- influencias de Black Sabbath, Electric Wizard, Yajaira, Melvins, EyeHateGod entre otros, que revelan al fin su rugido desgarrador a través de “Quemadura”.
Quemadura” es una producción de riffs concretos y dinámicos, con una duración de aproximadamente 33 minutos que progresivamente va estampando su cruda marca en los oyentes. La fuerza y la precisión de las percusiones de Sebastián, la áspera pero versátil guitarra de Diego; los tonos graves y profundos aportados por el bajo de Julio y los gritos llenos de hastío de estos dos últimos, logran sustentar, esta pieza que combina melodías y estructuras de géneros como el doom, stoner y sludge.


El comienzo de este disco está dado por la aletargada y pesada “Dónde está Dios”, canción de letras existencialistas que me hunden en una atmósfera doom matizada por resonancias desérticas. La continuidad del sonido de este grupo de amigos es reafirmada por “El mercado de las almas perdidas” que sumerge en su abismal pantano a quien ose poner un pie en su interior. No obstante, los muchachos arremeten con un giro armónico que sorprende y distorsiona el ambiente inicial otorgado por este tema y que me insta a continuar en el “Valle inmortal”, hipnótica y pesada pieza que mantiene el espíritu de esta agrupación. Posteriormente, “sucumbe el sueño” aumenta la velocidad y la intensidad del disco, otorgando una variante de 3:28 minutos que me desgarra los oídos. Luego, escucho: “luz de días ausentes, cubre a los beduinos. Pero al oír nuestro cántico nos han respondido… el hombre sol, el hombre sol”, una de las piezas clave de esta producción que en conjunto con “Gigantes pies de barro” sellan este disco con una muestra de su gusto por los sonidos característicos del Sludge de Nueva Orleans.

                                 

Por último, aspectos que llaman mi atención y no puedo dejar de mencionar:
-          Destaco el arte de la carátula del disco, a cargo de su baterista Sebastián, que, de acuerdo a mi juicio, armoniza perfectamente con el espíritu de esta producción.
-          El proceso de composición de este disco fue realizado antes del Split con Errante, y los sonidos grabados en ese trabajo si bien dan continuidad a lo que han mostrado en Quemadura, dan a conocer una atractiva versatilidad de la mano de sonidos post-rock y desérticos que me hacen rememorar inevitablemente a bandas como Yawning Man. En consecuencia, uno de los motivos por los que seguiré a Beduino, radica en presenciar cómo irán madurando y diversificando su propuesta sonora a través del tiempo.
-          Me he infiltrado en ensayos y tocatas de esta banda (¡ojo, que ellos no imaginan que yo estaba haciendo un análisis de su trabajo!) y puedo afirmar que su sonido en directo es mejor al plasmado en esta producción, por lo que sin lugar a dudas, los motivo a asistir a sus presentaciones en vivo y ¡dejar que esta quemadura quede marcada en su piel musical!



Por Daniela Iturra Osorio
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