Comeculebras es un trio de rock pesado y lodoso que nace en la Patagonia argentina. Lanzaron su segunda entrega “Río rojo” en septiembre del año pasado. 26 minutos de densidad, crudeza y voces de denuncia.
Arranca sin piedad con “Séptimo hijo”. El riff pareciera una
embestida que apenas deja espacio para respirar. Al momento de parecer
calmarse, entra la voz “El silencio no cambia la verdad…”, un tono de gravedad
que deja enganchado de una con un final, a mi gusto, bien Black Sabbath.
Viene “Destierro” que relata un acto de injusticia bastante viejo
y conocido en América Latina. El robo de tierras y en este caso, como
consecuencia, el exilio hacia el terreno frío de pueblos originarios. Parece una
voz del cielo oscuro contando la historia que “El agua del deshielo es mala
para un corazón caliente”. A mi parecer una de las canciones con ritmos más
tensos/densos en el disco a pesar de su duración.
“Paisaje vil” de mis favoritas personales. Aquí obtengo la
imagen del disco: la banda suena relatando historias que suceden en un terreno
árido, casi sin lugares que tengan sombra amable para refugio al momento de su
relato, la inclemencia del sol y de las bestias que habitan en convivencia hostil.
Comienza con unos arpegios que me recuerdan un poco a Alice in Chains. Al final
se vuelve fantasmagórico.
“Encapuchados”, otra sesión de riff reptantes que comienza
con la guitarra resonante en el paisaje. No hay apuro, pero sí bastante
agitación. No puedo evitar quedarme fijo escuchando la batería y el remate “Te
enseñará y va a vencer”.
“El moro” es la canción instrumental del disco, comenzando con
una carrera musicalizada por toda la banda y con un riff de bajo bastante
interesante. Pasamos luego ya a la espesa textura de riff característica de
Comeculebras, lo único que queda es cabecear y permanecer inmerso entre el
golpe y el filo de la guitarra.
“Ingobernable” es otra de mis favoritas del disco, con un
gran final. La canción misma pareciera ser ingobernable por explosiva. A mi
parecer lleva un toque esperanzador sin perder la espesura sonora.
El disco termina con la canción que le da el nombre a la
obra, “Río rojo”. Con una atmósfera
flotante y parte recitando “El río rojo marca lo que siempre fue real, que la
memoria siempre fue fundamental…”. El inmenso espacio del panorama de donde
nacen estas historias termina una vez más fundido a la fuerza que toma
Comeculebras para el final.
Cuando escuché por primera vez el disco tuve la sensación de
que a pesar de la corta duración, desparrama contundencia. Una denuncia al genocidio,
el desplazamiento invasor en tierras ajenas, que no es una historia que haya
sanado. El río sigue rojo. De Bariloche para tu escucha. Puedes conseguir
copias físicas de su trabajo enviando directamente un mensaje privado a la
banda vía Facebook.
https://www.facebook.com/comeculebras
http://www.comeculebras.bandcamp.com/
comeculebras@gmail.com
http://www.comeculebras.bandcamp.com/
comeculebras@gmail.com
reseña a cargo de Julio Soto Méndez (Bajo y voz de Beduino)
0 comentarios:
Publicar un comentario